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Una historia de esperanza e inclusión.

Walter tiene 38 años y es sordo desde los 8 meses, edad en la que por una otitis mal curada y posterior mala praxis, perdió la audición. Estudió una tecnicatura, se capacitó y dejó un trabajo que no le gustaba por uno que le encanta, y algo para destacar es que le ha enseñado a sus compañeros de oficina a comunicarse en lenguaje de señas.

Walter Sales en pleno trabajo

 

La historia de Walter Sales, es una historia que está bueno contar, como periodista y como persona. La nota empezó sin grabador, ni MP3, sólo una birome y un papel para que él pudiera escribir las respuestas. Walter contestó con respuestas cortas, pero claras. “Yo soy sordo desde los 8 meses pero ya lo perdoné al médico que me curó mal” escribió. Walter está casado y “sin hijos por ahora”, trabaja en la oficina de Sistemas de la Municipalidad de Godoy Cruz. Antes de este empleo, trabajaba en una fábrica de colines o gomitas para el pelo, donde él hacía un trabajo, que si bien le permitía mantenerse económicamente, no le gustaba: embalaba colines en una caja, tarea que cumplía durante 10 horas. Durante ese lapso él estaba solo, mientras que ahora está en actividad integrándose y relacionándose con otras personas. “Un día me decidí a estudiar y me anoté en una tecnicatura del Instituto Belgrano y elegí a Godoy Cruz para hacer la pasantía”, comentó Sales.

El “profe” Walter Sales, según sus compañeros de trabajo

En muchos lugares se observan diferencias sustanciales entre las condiciones de trabajo y las pautas de empleo de las personas con discapacidad con la de los demás, algo que acá no sucede, ya que es uno más del equipo de trabajo. “Siempre está dispuesto para trabajar, tiene actitud, es un buen compañero y básicamente está feliz de trabajar en lo que le gusta”, coincidieron Miriam Rodríguez y Andrea Pacífico.

 

Todo el equipo de la Dirección de Sistemas aplaude en lengua de señas a Walter

Sobre cómo Walter les está enseñando a sus compañeros el lenguaje de señas, Enrique Giunta aclaró: “Principalmente la enseñanza se dio deletreando señas en este lenguaje, lo básico y nos va enseñando diferentes gestos. Ahora hablamos más fluido en su lenguaje, es muy transparente, es una alegría que esté con nosotros. La verdad es que nunca me imaginé que podía aprender a hablar en este lenguaje”, dijo Giunta.

 

Sus compañeros no lo dejan solo, “cuando sale a otra oficina yo hablo con la persona que lo va a recibir y le aviso que va a ir Walter y de esa manera, hay una comunicación mediada. A veces no le entienden, pero en general tiene mucha aceptación. Al principio nos costó, pero nos sentimos re bien, porque hemos cambiado nuestra forma de comunicarnos, nos ha cambiado la cabeza. Ojalá que otras instituciones o empresas, tengan la misma apertura con las personas discapacitadas. Hoy gracias a él hablo en lenguaje de señas. Él está contento, muy contento. La integración que se ha dado acá es impresionante, es un tema tabú la discapacidad, pero Walter es una buena persona” detalló Mauricio Cruzate, empleado de sistemas.

 

 

La comuna godoycruceña ha trabajado para lograr una ciudad más inclusiva mediante la instalación del primer semáforo parlante en las inmediaciones de la escuela Hellen Keller, la construcción de 6.000 rampas peatonales, la construcción de la plaza de la integración en Estación Benegas y el servicio de traducción al lenguaje de señas para el público con el que cuenta el Área de Discapacidad de la municipalidad. “Tener en el grupo a una persona como Walter, nos ha permitido fortalecer los vínculos entre todos, somos realmente un equipo, la integración se ha dado con absoluta normalidad”, comentó Mónica Marchevsky, directora de Sistemas de Godoy Cruz.

 

El técnico en reparación de computadoras terminó su entrevista dejando un mensaje esperanzador hacia las personas con discapacidad: “Trabajar en algo que te gusta te da aire, hay que abrir la cabeza, es bueno aprender y te hace bien. Me capacité y ahora tengo un trabajo mejor que me gusta mucho. Se puede”.

 

21 abril, 2015