Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Una pareja de emprendedores de Godoy Cruz fabrica micrófonos artesanales

Mirta Capuj y Gabriel Vega tienen un taller en su domicilio, donde confeccionan un producto único y de gran fidelidad, que ha sido testeado por especialistas en la materia.

 

microfonos

Mirta Capuj y Gabriel Vega.

 

Una pareja de Godoy Cruz trabaja día a día en un producto único y artesanal. En un taller que tienen en su casa del barrio La Perla, Mirta Capuj y Gabriel de la Vega fabrican micrófonos de condensador.

 

“Somos los únicos fabricantes en el país, se trata de un producto sumamente original. No son copia de ninguna otra marca y tienen mayor rendimiento que todos los demás”, contó Mirta, quien estudió producción musical junto a su marido en la Universidad de San Luis y es una de las precursoras de DLVé micrófonos de condensador.

 

Son ocho los modelos que se utilizan para violín, bandoneón, flauta traversa y conferencias, entre otros instrumentos, cuentan con dos años de garantía y tienen un precio mucho más bajo que algunos de sus similares.

 

“En San Luis mi marido, que es el que más sabe de esto, se puso a investigar para ver cómo hacer estos micrófonos. Ha hecho sus propias máquinas para poder fabricarlos”, contó.

 

microfonos 1

De la Vega en pleno trabajo

 

 

Respecto a cómo funciona, Capuj detalló que “tiene una placa fija y una placa móvil, las dos están cargadas eléctricamente. Cuando le hablás a la membrana micrófono lo que hacés es mover la placa móvil. El sonido es muchísimo más fiel que en uno de bobina móvil, que es el que más vemos en escuelas, etc”.

 

 

“Estos micrófonos los ha usado Amilcar Gilabert, que es una eminencia en la materia. Es el sonidista del Chango Spasiuk y es profesor en la Universidad de Tres de Febrero (Buenos Aires) en la carrera de Ingeniería en Sonido. Él los testeó y después nos dio su aval”, cerró.

 

Para contacto: 4521202 y la página de Facebook DLVé micrófonos

 

Producción periodística: Jorgelina Gómez e Ignacio Cebreros

 

 

2 mayo, 2016