El majestuoso pulmón verde ubicado en las calles Ingeniero Cipolleti y Manuel García fue el escenario elegido para que una masiva concurrencia disfrutara el último capítulo de los festejos distritales, con un espectáculo que sorprendió y emocionó.
El acto central dirigido por las profesoras de danza Verónica Etura y Natalia Sicre, que contó con guion y asistencia de dirección de Fabián Quiroga plasmó una vibrante maquinaria coreográfica que no paraba de maravillar a los presentes, arriba y abajo del escenario.
Con 150 artistas en escena, pertenecientes al ballet folklórico juvenil del Club Regatas; el taller infantil y de adultos del Polideportivo Nº 2; los talleres de bailes típicos del Barrio SUPE y el Centro Cultural “Honrar la Vida” y el grupo de ritmos contemporáneos comandados por Martina Castroviejo, “Verdes latidos de mi tierra” irrumpió en escena con creativos enlaces musicales inspirados en el cuidado de nuestro planeta y la música de nuestras raíces.
Las fuerzas de la naturaleza se fueron amalgamando para dar origen a la vid, en un ciclo infinito. Esta armonía se vió amenazada por la presencia latente de los fantasmas de la contaminación. Finalmente es la inagotable esperanza de los niños la que finalmente quita el mal de nuestro suelo.