Los espíritus que rondan Godoy Cruz
En “Espíritus de Vendimia”, la historia y el presente se fusionaron gracias al talento de más de 170 artistas en escena, entre actores, bailarines, músicos, artistas aéreos y talleristas, el rescate de grandes personalidades fundamentales para la identidad de la ciudad, un minucioso trabajo de archivo fílmico y una puesta escenográfica interactiva para reflejar un departamento de vanguardia, pujante y comprometido con el cuidado del ambiente y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías para beneficio de sus ciudadanos.
La Vendimia del departamento comenzó a tomar vida en el imponente escenario, con una atrapante historia cuyo punto de partida fue la importancia de la Bodega Arizu y su revalorización por parte del municipio como una parte fundamental de su identidad patrimonial y cultural.
La emblemática bodega es habitada desde hace años por los coloridos y simpáticos fantasmas de quienes trabajaron allí, como así también por el espíritu de quien fuera su fundador: Don Balbino Arizu y otros espíritus de personalidades destacadas de la historia de Godoy Cruz.
La fiesta comienza entonces con la totalidad de los artistas en escena: actores, bailarines y acróbatas aéreos, que participan de una sorprendente obertura.
Pero en dicho establecimiento, un grupo de estudiantes que está haciendo una visita guiada en las instalaciones se queda encerrado. Aparece entonces una Medium, que hace tiempo esperaba la llegada de estos jóvenes para salvar la Bodega. Ellos representan el ímpetu transformador de los godoicruceños. Pero el personaje del Detractor, junto a sus secuaces, quiere destruir los valores, las tradiciones, y el patrimonio del departamento. Don Balbino recuerda los tiempos de esplendor de su establecimiento.
Se produce un enfrentamiento entre las dos fuerzas antagónicas y, finalmente, la Bodega es rescatada para todos los habitantes.
En esta creación, escrita por Sylvina Balmaceda y con la dirección general de Alicia Casares, se vio una vibrante unión de cuadros dominados por el dinamismo, ágiles coreografías y una puesta muy atractiva desde lo visual y su planteo artístico lograron captar de inmediato la atención de los presentes.
El aspecto musical fue tomando especial relevancia a lo largo de la puesta, ya que su desarrollo tuvo una directa relación con el argumento pero, sobre todo, con sus personajes, realzando su contenido desde lo poético y lo lírico desde una gran riqueza y variedad rítmica y géneros, como el folklore, el rock y el bolero, con una escena destacada dedicada a la figura del mendocino Daniel Riolobos y su legado musical.
Los efectos sonoros se fueron incorporando como recursos infaltables, ya que el acto central contiene muchos sonidos grabados originalmente en diferentes puntos de la Bodega Arizu y se apostó por la gran tecnología que ofrece el sistema de Sonido 7.1, para generar que los espectadores se sientan involucrados en la historia y pueda percibir el espectáculo de la mejor manera.