Una impactante versión de “Edipo” pudo disfrutarse en el teatro Plaza

Edipo deslumbró al público del Teatro Plaza

El martes 29 de mayo, el público mendocino amante de la ópera pudo disfrutar, en el teatro Plaza, del estreno en Argentina de la imponente ópera de Georges Enescu, “Edipo” (Oedipe), en una transmisión vía satélite de alta definición. Este lanzamiento se realizó en el marco del exitoso ciclo “El Colón en el Plaza”, que forma parte del convenio cultural bilateral firmado entre la Municipalidad de Godoy Cruz y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Minutos después de las 20:30h., un multitudinario auditorio ávido de nuevas experiencias culturales, pudo deleitarse con esta “tragedia lírica”, basada en las obras “Edipo rey” y “Edipo en Colonos”, de Sófocles. La puesta en escena de esta relectura del clásico mito estuvo dirigida por uno de los miembros del mítico colectivo de teatro “La Fura Dels Baus”, Alex Ollé, junto a una de sus históricas colaboradoras, la argentina Valentina Carrasco. Esta versión de la ópera que se estrenó en Argentina es una coproducción entre el Teatro Colón; el “Teatro Real La Monnaie” (Bruselas); el “Gran Teatre del Liceu” (Barcelona) y la “Ópera National” (París).

 

En esta novedosa y rupturista adaptación de la tragedia griega, los directores abordaron al personaje principal con un marcado matiz existencialista, en el cual, el destino es obra del hombre y no potestad exclusiva de las elucubraciones de los dioses. Según sus creadores, en esta puesta se ha destacado la humanidad del protagonista, donde “Edipo no es un fantoche superado por los acontecimientos sino un ser valiente que lucha durante toda su existencia por liberarse de un destino impuesto”.

La dirección musical del maestro estadounidense Ira Levin, reconocido director operístico y sinfónico, junto a intérpretes internacionales de gran peso escénico como Andrew Schroeder (Edipo), Gustavo Zahnstech (Teseo), Enrique Folger (Layo), Natascha Petrinsky (Yocasta), Guadalupe Barrientos (Esfinge); el Coro Estable y de niños del Teatro Colón y la contundencia de la Orquesta Estable de la sala mayor de la Argentina, contribuyeron a que el público pueda sumergirse en el relato mitológico de Edipo y su trágico paso por el mundo, desde su nacimiento, su predestinación al parricidio y su reinado en Tebas.

 

Este tiempo, el mitológico, se fue mixturando con el histórico-contemporáneo. En ese momento, la narración se articuló con elementos como el psicoanálisis (con el complejo de Edipo como idea-fuerza), o un monumental avión nazi de la segunda guerra mundial, para personificar a la mítica esfinge. Estos tiempos narrativos, en apariencia, incompatibles, se vieron unificados por el barro, símbolo de la peste que asolaba a Tebas, que vistió a los protagonistas de un cálido monocromatismo, que logró, según Ollé “igualar un poco todos esos saltos del tiempo y que el espectador no se despegue y pierda empatía con la obra.”

 

De esta forma, “La Fura” echó a andar toda su maquinaria teatral para invitar al público a reflexionar sobre la naturaleza trágica del destino, que nos enfrenta, permanentemente, a una dualidad existencial: decidir enfrentarlo o contemplar nuestra impotencia frente a hechos azarosos que escapan de nuestro control.

 

Un poco de historia

La primera versión operística de Edipo rey de Sófocles, fue Edipo tiranno de Gabrielli, con que se inauguró en 1585 el teatro Olímpico de Vicenza. No era aún una ópera, pero puede considerársela como precursora del teatro cantado. Con posterioridad aparecieron versiones de Purcell (1692); Mendelssohn con “Oedipus at Colonne” (1845); Pizzetti (1903); el Edipo Re de Leoncavallo (1920); el de Orff (1959); el “Edipo en San Telmo”, del argentino Augusto Rattenbach y “Oedipus rex” (1927), de Stravinsky-Cocteau. Años después, en 1936, la Ópera de París ofrecía el Edipo de Georges Enescu, quien recurrirá al folklore nacional, lo que dará vida a un Edipo rumano, sin quitarle su condición de universal y eterno.

 

Existen varios abordajes operísticos a la historia que contó Sófocles en “Edipo Rey”. La obra de Georges Enescu (1881-1955) se suma a una larga tradición desde el siglo XVII, desde Andrea Gabrielli pasando por Purcell, Mendelssohn, Leoncavallo, Orff, Stravinsky-Cocteau, entre otros compositores y a diferencia de las citadas, Enescu aborda a Edipo como personaje más amplio, contando su historia desde su nacimiento hasta su muerte y no como un héroe trágico sino como un ser humano, alejándose de las fuerzas del destino de los oráculos para acercarse a los miedos, inseguridades y reflexiones existenciales de un individuo común y corriente -en dirección contraria a los relatos griegos que parten de los dioses para llegar al hombre-. De allí con su inmediata identificación con lo contemporáneo. Es hoy en día considerada una de las óperas más importantes del siglo XX. Una línea de la obra parece resumir esta reflexión humana: “Mi crimen no ha sido matar a mi padre y casarme con mi madre, eso no lo he podido evitar. Mi crimen ha sido querer evitar todo el tiempo mi destino y negarlo, en vez de afrontarlo y asumirlo”.

mayo 31, 2012


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